En su última sesión, en la presente semana, la Legislatura provincial aprobó la Ley de Ordenamiento Territorial, y en tal sentido Juan José Bergia aclaró que “en realidad este problema comenzó en el 2015, porque cada 5 años Chaco debe actualizar su ordenamiento territorial. El anterior gobierno se dejó estar y así fue creciendo en forma indiscriminada el desmonte”.
Recordó que se mantuvieron entonces reuniones con el Inta, ngenieros agrónomos, forestales, asociaciones, productores, etc.”, y que “la ley nacional marca tres colores: rojo, amarillo y verde. La mesa técnica le entregó un trabajo al ex gobernador Capitanich, y al otro día aparece un ministerio cambiando todo eso. Manda un decreto, al cual me opongo, explicándoles que iban a venir problemas judiciales”.
“Es más. La justicia dice que sí, que está mal. Fuimos con Capitanich a Pampa del Infierno, Charata y Sáenz Peña, se hicieron reuniones y es una mentira que haya un millón de hectáreas para trabajar”, observa Bergia.
Hace saber que en la Zona Roja no se puede trabajar; en la Verde solamente con permisos de sustentabilidad y según ley nacional, no como dicen algunos ambientalistas, y que en la Amarilla la única forma de trabajar es con estudio de impacto y el permiso, sobre para qué se va a usar, si es para animales, siembra, etc. “No se dejó nada librado al azar”.
Con entusiasmo defiende su labor, y dice “presentè el proyecto el año pasado, después de todo ese trabajo, y presentaron otro proyecto del bloque oficialista de Cambiemos, que es un copia y pegue del mío, donde solamente cambian la revisión, de dos años a uno. Y acepto”.
Ante opiniones y versiones que se hicieron públicas, se pregunta si “nadie tuvo tiempo de mirar mi proyecto, o de mirar en el Inta si es el mismo mapa”, y expresa “quiero decirle al pueblo del Chaco que esto es para todos los que trabajan dentro de la ley. Espero que aprueben mi proyecto con multas y expropiación de las topadoras. Yo no tengo campo ni intereses compartidos”.
Las cosas en orden, y los vivos
Luego, el titular del NEPAR considera que “ésta es una herramienta para el nuevo gobierno. Poner en orden todo lo que estaba para atrás, que se den los permisos que correspondan, en una normativa que no estaba”, y pone el ejemplo de la zona de El Espinillo, donde “hay mucha leña para hacer carbón, que no se puede usar, pero hay vivos que sí dieron permisos”.
Por eso, “la gente está enojada con el Estado. Pero ahora tienen una herramienta, hay que hacer cumplir la ley, poner penas más severas, controlar, poner en condiciones los elementos, vehículos, balanzas, o sea poner en marcha el sistema, porque aquí pagaron los buenos por los pecadores”.
Los amigos del poder
Ahora ya salió la ley, que es la 4005, “falta la reglamentación. Fue al Ejecutivo para la promulgación”, y aclara aquí que “algunos medios hablan de 900 mil hectáreas, está el Parque Nacional Fuerte Esperanza, el Loro Hablador, la reserva de la Isla del Cerrito, etc.”, y asevera que “acá trabajó mucha gente, se establecieron los márgenes de los ríos Teuco y Bermejo, que van cambiando el cauce”.
En su opinión, tiene que desaparecer “la incertidumbre que tenia el que labura”, y denuncia que en zonas como Taco Pozo y Los Frentones, “había gente que sacaba madera de nuestro Chaco y la vendía en Santiago del Estero o Salta. También se perdieron máquinas, computadoras, pero quedaron copias”.
En los archivos aparecían “campos de amigos del poder, pintados de verde, pero el calchaí no puede trabajar”.
Habla de lo ocurrido en una reunión en Castelli, donde “una ex funcionaria destrató al intendente, quien le recriminó porqué no podían usar la madera ociosa y en otros lados sí lo hacían. Ella no dijo nada”.
Atribuyó el fracaso de las tres reuniones “de la anterior ministra”, y la falta de representantes de pueblos originarios”, a lo que consideró “un desastre. Decian un día y lo hacían otro. Eso se dio por caìdo con un nuevo decreto de Capitanich, y de la justicia”.
“Pueblos originarios participaron de las 3 reuniones que se hicieron espués, y esta filmado el debate donde no lo dejaban opinar al intendente, con sus reclamos de una balanza y otros elementos para poder controlar más de 130 mil hectáreas”.
Continúa denunciando que “hay muchos actores, que eran funcionarios del ex gobierno, que los vieron sentados con algunas organizaciones en Buenos Aires. Me gustaría debatir con ellos sobre los campos de la gente con la que ellos se sentaban”.
Un cambio y la reacción de la gente
Más adelante, Bergia deja una expresión de deseo. “No quiero que los funcionarios de turno tengan amigos y les permitan desmontar nuestro monte. Acá hay que empezar a forestar”.
Expone que “si la carne, el algodón, la soja, tienen valor agregado, porqué no puede tenerlo nuestra madera”, y valora una industria de Castelli, que fabrica muebles y aberturas, con màs de 50 personas trabajando en blanco.
Insiste en que todo este trabajo que desarrolló nació en 2015 “y salió en 2024. Celebro que el gobernador actual haya dicho vamos a actuar. Por eso la gente nos putea porque no nos ocupamos de sus problemas. Yo les digo que la cosa cambia, pero Bergia no cambió”.
Vuelca más denuncias contra legisladores chaqueños. “No podemos votar de una manera si somos gobierno y de otra si no lo somos”, y pone como ejemplo lo ocurrido en el 2015, cuando votaron de una manera, y lo de ahora, que “de 31 legisladores presentes lo aprobaron 21”.
“Hay que ocuparse la gente. Yo lo hice siempre. Todo ciudadano tiene la necesidad de vivir mejor, y son tiempos muy complicados”, concluye Juan José Bergia.