La pax cambiaria se extiende por casi dos meses y los analistas ya empiezan a observar un “esquema frágil” donde a futuro el dólar “podría estar bajo presión”. Es que las razones que mantienen a los dólares financieros a raya son temporales y no medidas de largo plazo.
Según el informe de LCG los motivos que influyen para esta calma cambiaria se deben a:
- Los agentes económicos e inversores fueron “ganando confianza” a largo plazo, fundamentalmente a partir de un primer bimestre con ausencia de déficit fiscal.
- La inflación de febrero se redujo 13% mensual, “un indicador menor al proyectado y la balanza comercial mostró superávit, al tiempo que se recuperan las reservas internacionales. Una primera etapa de ‘reencuentro con los equilibrios macroeconómicos’ parece estar tranquilizando las aguas”.
- Reducción de las tasas no impactó en el dólar sino que los pesos se canalizaron a diversos títulos públicos. “Es una buena noticia que no haya buscado refugio, por el momento, en los dólares financieros pero mientras se acentúe la apreciación cambiaria real al compás de la inflación venidera (tanto en dólar oficial como en paralelos) es muy posible que el dólar vuelva a ser el activo preferido de las carteras”, advierte.
La recesión juega su rol con el dólar
LCG advirtió la posibilidad de tentarse con planchar el tipo de cambio como ancla inflacionaria, ha tenido “efectos contraproducentes”.
Para la consultora, la recesión afecta importaciones y salarios y modera los efectos de la inflación en dólares para muchas empresas.
“Siempre que el dólar se percibió relativamente barato, la salida fue una devaluación – generalmente desordenada- o cepo”.
Así concluye que siguen viendo que el trabajo “sucio” lo sigue haciendo la recesión en gran medida “poniendo a raya los precios y permitiendo acumular saldos cambiarios, que limitan los pagos y habilitan una nueva baja de tasas nominal acentuando la licuación de los stocks en pesos”.
Fuente: Ámbito