Advirtió que el número de inflación de diciembre ya había marcado un récord después de la hiperinflación de los 90, “y fue un primer panorama de cómo diciembre terminó golpeando muy duro a la enorme mayoría de la sociedad argentina en términos d ingresos”. “En enero el camino es parecido, la proyección de inflación si uno toma un promedio de las estimaciones privadas está en torno al 25%, fue de 25,5% en diciembre”, indicó.
“Me parece casi anecdótico que desde el Estado nacional se celebre de alguna manera, bajo una falsa premisa de que podía ser más cuando es incomprobable en esos niveles”, opinó y .
recalcó que si se le suma la discusión política en torno a la discusión de la ley ómnibus y el DNU, “que ponen un poco más de incertidumbre a la economía, naturalmente uno espera un primer trimestre marcado por un nivel de altísima inflación, mucho más de lo que nos veníamos quejando el año pasado, un estancamiento en materia de ingresos, una caída del peso argentino y un escenario político inestable”, proyectó.
“Lo que termina primando para los primeros seis meses de este año es un ‘aguantemos'”, dijo, pero advirtió que “en el medio hay una sociedad que no tiene tiempo de espera así que es caldo de cultivo para una crisis fuerte y un descontento social en el día a día”.
Remarcó que febrero y marzo, históricamente son meses conflictivos en materia de precios. “En febrero, particularmente, va a haber una combinación de factores. Subas muy importantes en algunos rubros, pero otros, como alimentos, van a empezar a desacelerar. Alimentos creció 30 pintos en diciembre, está creciendo en torno al 27%, pero en el semana a semana uno ve, no que bajan los precios, sino que desacelera el ritmo”, dijo aunque aclaró que no debe tomarse como una proyección sostenida para el resto del año.
Sostuvo que en la medida en la que en el primer trimestre se logren algunos precios de equilibrio, como podría ser el de los combustibles, o con las tarifas o precios regulados, el resto de los componentes podrían fluctuar pero estabilizarse en algún porcentaje, “no deja de ser problemático porque una inflación de doble dígito siempre lo es, encima más cerca del 30% que del 10%”. “En el medio, siempre el desafío es lograr que la clase trabajadora deje de perder como lo viene haciendo, hay que reducir la caída, tener una estrategia para que los ingresos acompañen estos incrementos de precios”, indicó.
Aseguró que hoy, trabajadores de clase media que aun cuentan con un ingreso positivo deben reducir su canasta habitual de consumo. Y los hogares de menores ingresos ya están empezando a reducir volúmenes.
“La perspectiva es negativa y no hay acción de gobierno hoy que muestre un camino diferente”, manifestó.