Leguiza comentó que el equipo interdisciplinario que trabaja en Barranqueras oscila entre 8 a 10 profesionales para la atención.
Mencionó que hace aproximadamente un mes se realizó en la sede de Sáenz Peña el primer encuentro nacional de Conines, donde compartieron experiencias entre las distintas delegaciones del país que formaron parte de la convocatoria. “Lo que pedimos como objetivo en ese encuentro fue crear una Mesa federal de los Conines y estamos en esa conformación”, contó.
“Como cierre de ese Congreso, uno de los temas que tratamos, fue el resumen del trabajo que realizamos durante todo 2023 y los números de los relevamientos que se llevaron adelante todo el año pasado. Como conclusión, hay que decir que estamos con un 34% de desnutridos leves y moderados y pasó a un 36% el indicador de desnutridos graves. Es una situación importante. Ese es el promedio de desnutrición en la primera infancia, en toda la República Argentina. Y también hay un porcentaje muy alto de obesidad y sobrepeso, que se da más en familias de clase media y alta. En cuanto a desnutrición, se da en las clases media a baja, en los hogares más vulnerables que no están recibiendo la nutrición que corresponde”, acentuó.
“Este no es el resultado de cuatro o 10 años. Es el resultado de muchos años y, lamentablemente, en lugar de bajar, va creciendo”, alertó.
Sobre todo tuvo en cuenta las estadísticas a nivel nacional, “para que una familia no entre en el rango de pobreza y hablamos de ingresos elevados. No hay numerosas familias que tengan ese ingreso. Muchos nos vemos afectados porque nuestros ingresos no equivalen a lo que deberíamos tener para llevar una vida de mejor calidad en cuanto a alimentación, recreación, educación, acceso a la salud”. “Imagínense aquellas familias que viven de una economía informal. Esas familias están aun pero y lamentablemente somos la zona del país que encabeza el ranking de pobreza. No son puntos, son personas más, personas menos que están en ese rango de pobreza que les impide alimentarse bien, acceder a la salud y prácticamente. ese es el porcentaje de personas que está viviendo en la cultura de la pobreza”, recalcó.
Para Leguiza, y así también para los profesionales de la Fundación que trabajan en otro tipo de metodología de atención para la primera infancia, “no alcanza solamente con entregarles una bolsa de mercadería, que es bienvenida si uno enseña a quien recibe cómo utilizar esos alimentos. Hay todo un trasfondo que forma parte de esto que es la cultura de la pobreza
Convenio
Al referirse a los convenios firmados con el Ministerio de Desarrollo Humano, explicó que uno se da en el marco de la asistencia alimentaria. “Nosotros trabajamos con niños de bajo peso y desnutrición que requieren una nutrición específica. Y, en algunos casos, detectamos niños con celiaquía. Esos alimentos tienen un valor más elevados así que vamos a empezar a recibir según la cantidad de niños incorporados a la Fundación los módulos de la unidad de seguimiento nutricional, que son específicos”, indicó.
Sobre el segundo convenio, explicó que se trata de una ayuda económica mensual. “Eso nos va a ayudar a incorpora mayor cantidad de niños porque vamos a poder mejorar el pago de honorarios a nuestros profesionales”.
“CONIN Barranqueras está desfinanciado a raíz de la situación que estamos viviendo. Somos muy agradecidos con los profesionales que están trabajando dos días a la semana y cuatro horas por día. Esas 10 personas llevan hoy un monto que tal vez les sirve solo para movilizarse. Son $50 mil para decirles gracias por donar su tiempo a este trabajo que es el de la recuperación de niños. Esta ayuda del Estado nos va a permitir darles un poco más”, manifestó.