En su editorial de este lunes en Ámbito, bajo el título ‘Cisne Negro. Última llamada’ el economista alertó que, ”las economías globales están atravesando un período de fragilidad, con riesgos sistémicos que podrían desencadenar un evento de cisne negro (Taleb, 2007). Factores como el crecimiento del déficit fiscal en Estados Unidos (7% del PBI), el endurecimiento de la política monetaria de la Fed y las tensiones geopolíticas están configurando un escenario de alta incertidumbre”.
Recalcando que, ”los mercados emergentes, incluidos los de América Latina, han comenzado a sufrir las consecuencias de estos desajustes globales. En particular, Argentina se encuentra entre las economías más sensibles debido a su extrema vulnerabilidad a un shock exógeno por su renovada apuesta a la dependencia de factores externos”.
Consideró que, en este contexto, ”confiar en que la administración de Donald Trump atenderá las necesidades económicas de Argentina es una estrategia riesgosa”.
Tigani recordó, ”las políticas proteccionistas de su primer mandato, incluidas la imposición de nuevos aranceles, la reducción de la cooperación internacional y la prioridad dada a los intereses domésticos de EE.UU., van en contra de las necesidades estructurales de Argentina”.
Resaltando que, ”con un déficit fiscal creciente y problemas políticos internos significativos” como la marcha del sábado pasado, ”es improbable que EE.UU. pueda ofrecer un apoyo financiero sustancial sin exigir fuertes concesiones que podrían debilitar aún más la economía argentina”.
En esa misma nota, el economista describe en detalle el conjunto de desequilibrios que hoy enfrenta nuestro país, pero este lunes – en declaraciones a Radio 10 -, no solo insistió en su análisis del presente financiero del gobierno y los sectores privados argentinos, sino que también alertó la situación que se genera, por ejemplo, con la ola de compatriotas vacacionado fuera de la Argentina. Lo que aumenta la presión a la crisis cambiaria del Ministerio de Economía.
”Ese tipo de cambio – que impone la gestiónde Milei – le sirve a los que viajan de vacaciones al exterior, y es una una barbaridad la cantidad de dólares que se han gastado durante diciembre y enero, y seguramente continúe en febrero”, apuntó.
”Y eso que no estamos contando los dólares billetes que se llevan de sus cajas de seguridad, porque cuesta más barato pagar con dólares propios que con tarjeta. Eso nos enciende una alarma nueva para cuando se produzca la devaluación que luce inexorable y consecuente de esta crisis financiera. Porque al gobierno no le están renovando los pesos que hay que pagar este año, donde hay que oblar en dólares el equivalente a unos 95.000 millones de dólares de deuda en pesos, más unos 14.000 millones en dólares’, y el mercado local no le está renovando todo porque quiere los pesos”, reveló.
Alertando, precisamente, que ese mercado es el que, ”quiere equilibrar un poco ante una posible devaluación. En los activos de los bancos hay un 40% de títulos argentinos; quiere decir que, si se produce una devaluación fuerte, pueden quedar con capital negativo y provocar una situación sistémica. Ya que el sistema financiero puede alentar a las calificadoras de riesgo a bajar nota y, bueno, se hace una vorágine”.
”Una cosa alimenta la otra, y lo cierto es que la situación es insostenible”, remató Tigani.