Ni la modesta lluvia ni el resignado cordón policial impidieron el “cacerolazo cultural” al que convocó la multisectorial de Unidos por la Cultura en Plaza Congreso, CABA, y otras 39 ciudades de todo el país. Además de la concentración porteña, la actividad tuvo puntos fuertes en el conurbano bonaerense, el circuito de sierras cordobesas y distintos centros de la Patagonia.
Bajo la consigna “Encendemos la lucha para que no apaguen la cultura”, miles de manifestantes en todo el país repudiaron el DNU, la ley ómnibus y el protocolo antirrepresivo que dictó e impulsó recientemente el gobierno de Javier Milei.
El movimiento cultural en la Argentina es enorme y muy diverso. Rara vez se movilizan todos sus sectores, pero ya desde la campaña electoral distintos actores empezaron a alertar sobre los peligros de una victoria del libertarianismo (verbigracia: neoliberalismo) que encarna Milei. El cacerolazo cultural es un paso más en la articulación del sector: un elemento central de la convocatoria de hoy era invitar a otros actores del universo de las artes a integrarse al colectivo.
“Unidos por la Cultura es una coordinadora para reunir a todas las partes, queremos engrosar las comisiones de trabajo”, arengaban desde los parlantes. Desde la convocatoria la propuesta es celebrar una gran asamblea cultural nacional en la misma Plaza Congreso el 20 de este mes, como antesala del paro nacional convocado por la CGT para el 24. En ese sentido, también pidieron públicamente a los sindicatos vinculados a la cultura a hacer un paro activo con movilización acompañando el del 24.
En la convocatoria destaca sobre todo el sector audiovisual, preocupado y en pie de guerra por el cierre del INCAA, pero también por el del Instituto Nacional del Teatro, el ENERC, y el del Fondo Nacional de las Artes. En las preocupaciones que se percibían en el Congreso también asomaba fuerte el posible cierre del INAMU (Instituto Nacional de la Música) y las pretensiones oficialistas de desfinanciar la Conabip, además de otras posibles “consecuencias nefastas” para la riquísima red cultural de todo el país.
Aún bajo la lluvia, otros sectores también manifestaron su repudio a las políticas de Milei. Desde la danza y el tango hasta las artes visuales y gráficas e incluso agrupaciones más pequeñas, como la de modelos vivos, pudieron verse en la plaza y sus calles.
Además de las consignas contra el DNU y la Ley Ómnibus se escucharon proclamas contra el extractivismo, el rechazo al pago de la deuda externa, por la “soberanía cultural e independencia económica”, y para los diputados y senadores, uno especial: “los estamos mirando, legislen para el pueblo”.
Página 12