La venta de armas mueve más dinero que el negocio de las drogas y para que se vendan hacen falta guerras. El Galtieri de hoy se llama Volodimir Zelenski y está exterminando a su pueblo para que el negocio de las armas funcione.
Antecedentes
La Organización de las Naciones Unidas consideraba a los archipiélagos como territorios en litigio entre Argentina y Reino Unido, mientras este último los administraba y explotaba. Su descubrimiento es motivo de controversias; fueron ocupados en forma sucesiva por España, Francia, Argentina y Reino Unido. Nuestro país considera que estos territorios se encuentran ocupados por una potencia invasora, y los considera parte de su provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.
En tanto, numerosas investigaciones confirmaron yacimientos de crudo en la plataforma continental, en la que se encuentran las Malvinas. Además la plataforma es rica en pesquería. Políticamente, el interés de Argentina por el archipiélago obedece a su visión sobre él como “territorio irredento”.
Estratégicamente: La posesión de territorios adyacentes a la Antártida puede otorgar derechos sobre este continente en futuras negociaciones relacionadas con él. El control de este archipiélago entrega a su ocupante una posición estratégica sobre el cruce austral y su tráfico marítimo. Durante varias décadas ambos países llevaron a cabo negociaciones sin encontrar una solución definitiva.
Preguerra del Reino Unido
En el año 1982, el Reino Unido se encontraba en una difícil situación económica, el Partido Conservador que estaba en el poder sufría un notorio desgaste, la popularidad de su primera ministra, Margaret Thatcher, estaba en descenso y en ese tiempo había huelgas en las minas de carbón. Al creciente descontento laboral en ese país, los jefes de la Marina Real británica se veían preocupados por inminentes planes de reducción de la flota, en el contexto de la Guerra Fría.
Preguerra de la Argentina
En 1981, la dictadura cívico-militar autoproclamada Proceso de Reorganización Nacional padecía una decadencia política. Existía una oposición grande al régimen motivado por las violaciones a los derechos humanos, desde mediados de la década de 1970. Además, el país sufría una crisis económica grave.
Preparativos argentinos
El 11 de diciembre de 1981, la Junta Militar, integrada por el teniente general Leopoldo Fortunato Galtieri, el almirante Jorge Isaac Anaya y el brigadier general Omar Domingo Graffigna, depuso al presidente militar Roberto Eduardo Viola, encumbrando en la primera magistratura al propio Galtieri, quien juró el día 22. El almirante Anaya convenció a Galtieri de despeñar a Viola si a cambio este disponía la conquista de las islas Malvinas.
El 5 de enero de 1982 la Junta Militar tomó la decisión de realizar una acción militar si las negociaciones diplomáticas no progresaban, encargando un estudio de Estado Mayor reducido, integrado por un representante de cada fuerza armada. Los representantes fueron el general de división Osvaldo Jorge García, el vicealmirante Juan José Lombardo y el brigadier mayor Sigfrido Martín Plessl.
El objetivo político fijado por los militares argentinos fue el de consolidar la soberanía argentina en las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur y contribuir a afirmar su pleno ejercicio en el océano Atlántico Sur. El resultado del estudio de los uniformados explicaba que la operación desde el punto de vista militar era “apta, factible y aceptable” y que la fuerza conjunta estaría en condiciones de ejecutar la operación a partir del 15 de mayo de 1982.
Asimismo, aclaró que la operación tenía dos condiciones: debía mantenerse bajo el estado de defensa de las islas y debía ser una operación incruenta para minimizar la reacción británica y alentar a la mejor posición negociadora. Habiendo tomado el archipiélago, Argentina procedería a retirar las fuerzas de la operación y mantendría una reducida guarnición.
Relación con el conflicto del Beagle
En 1977, Argentina había rechazado un intento de mediación internacional para resolver el conflicto del Beagle con Chile y había aumentado la presión militar sobre este país, diseñando una operación para ocupar el territorio en disputa. Ambos países acordaron en 1979 someterse a mediación papal y el pontífice Juan Pablo II había presentado su propuesta de solución en diciembre de 1980, la que había sido aceptada por la dictadura militar chilena.
Su símil argentina había dejado pasar el plazo dado por el papa sin dar una respuesta. El brigadier general Basilio Lami Dozo confirmó los planes de guerra de agresión a Chile tras la guerra de las Malvinas, en una entrevista con el diario Perfil.
Oscar Camilión, último ministro de Relaciones Exteriores y Culto argentino, antes de la guerra, había mencionado los planes en sus Memorias políticas: “Los planes militares eran, en la hipótesis de resolver el caso Malvinas, invadir las islas en disputa en el Beagle. Esa era la decisión de la Armada…”.
Los planes de invadir las islas en disputa con Chile eran discutidos en la opinión pública de Argentina. Por ejemplo, Manfred Schönfeld en La Prensa del 2 de junio de 1982, cuando la visión del “vamos ganando” todavía hacía furor en Buenos Aires, opinaba sobre el curso de acción tras la “exitosa” guerra de las Malvinas: “Para nosotros no lo estará [terminada la guerra], porque, inmediatamente después de barrido el enemigo de las Malvinas, debe serlo de las Georgias, Sandwich del Sur y de todos los demás archipiélagos australes argentinos…”
Tras la recuperación de las islas, algunas fuentes incidieron en la posibilidad concreta de que la Argentina tuviese también por objetivo a medio plazo invadir los archipiélagos al sur del canal Beagle, en disputa con Chile, a fin de solucionar el conflicto del Beagle, por la fuerza. Este se encontraba en esos momentos bajo una mediación del papa Juan Pablo II, por la cual ambos gobiernos se comprometieron a no hacer uso de la fuerza y a abstenerse de tomar medidas que turbasen la armonía entre las dos naciones.
Operación Rosario
La Operación Rosario fue la reconquista de las islas Malvinas por parte de la Argentina en 1982 por medio de una operación anfibia incruenta, por decisión de la Junta Militar que gobernaba en el país desde 1976, y que estaba compuesta (en ese tiempo) por el teniente general Leopoldo Fortunato Galtieri, el almirante Jorge Isaac Anaya y el brigadier Basilio Lami Dozo, (quienes designaron a Carlos Büsser como principal responsable del operativo militar).
El archipiélago estaba bajo control del Reino Unido desde su ocupación en 1833. Los militares argentinos desalojaron a las autoridades británicas y establecieron una gobernación militar. Las autoridades argentinas planificaron la operación a partir de diciembre de 1981. En marzo de 1982, zarpó una flota expedicionaria del continente.
El desembarco inició el 2 de abril y fue ejecutado sin mayores inconvenientes excepto por un muerto en la toma de la Casa de Gobierno. El comandante argentino logró su objetivo sin causar bajas en el enemigo ni los civiles, algo que la dictadura requería para las negociaciones diplomáticas. Al final, las fuerzas argentinas rindieron a la reducida guarnición británica, la cual fue deportada junto al gobernador Rex Hunt.
El sábado 3 de abril el aprobó la Resolución 502 que pedía: la cesación inmediata de las hostilidades y la retirada inmediata de todas las fuerzas argentinas de las islas Malvinas a los gobiernos de la Argentina y el Reino Unido a que procuren hallar una solución diplomática a sus diferencias y a que respeten plenamente los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas. 15 sobre 30 países votaron a favor de la resolución, uno por encima del mínimo necesario.
La dictadura argentina no esperaba este resultado. Con la excepción de Panamá, los miembros del Movimiento de Países No Alineados votaron en contra de la Argentina mientras que la Unión Soviética, España, Polonia y China se abstuvieron.
Ese mismo sábado 3 de abril, el Gobierno del Reino Unido lanzó la Operación Corporate, a cargo de la Fuerza de Tareas 317, para recapturar los archipiélagos y desplazar a las tropas invasoras. La delegación argentina pidió al delegado soviético que vetara a la resolución. El ruso solo respondió que tal veto solo podía ser dispuesto por “las más altas autoridades”.
El 11 de abril, el embajador soviético en Argentina se reunió con el ministro Costa Méndez. Según el relato de la Junta Militar, el diplomático ruso acudió al gobierno argentino para informar que su Gobierno opinaba que la crisis había sido provocada por la vocación colonialista de Gran Bretaña, y responsabilizaba a este país del conflicto armado. La Unión Soviética prometió ayuda a la Argentina sin esperar nada en retribución, recordando la actitud del país sudamericano ante el embargo cerealero estadounidense de 1980.
El Proceso de Reorganización Nacional apeló a la búsqueda de aliados en América Latina en una situación desfavorable. Entre 1976 y 1981, había mantenido pleitos con Brasil y Paraguay; casi llegó a la guerra con Chile en 1978; había interrumpido el proceso democrático de Bolivia; estaba perjudicando a Nicaragua apoyando a los contras desde Honduras; carecía virtualmente de relaciones con Cuba; mantenía el problema de los asilados con México; y veía a Uruguay con desconfianza tras la invasión de las Malvinas.
Los únicos aliados de Argentina eran Perú, Venezuela y Panamá. El 1 de junio de 1982 Argentina compró a Perú diez cazas Mirage VP. Los aviones no tomaron parte del conflicto por encontrase en mal estado.
Negociaciones diplomáticas
El 8 de abril, el Gobierno federal de los Estados Unidos envió al secretario de Estado Alexander Haig para acercar a ambos bandos. Haig se reunió con Galtieri el 10 de abril en la Casa Rosada con la compañía de Vernon Walters. El secretario estadounidense advirtió a Galtieri que si insistía con mantener un gobernador argentino en las islas, habría guerra, y que en ese caso los británicos ganarían por sus fuerzas superiores.
Después de la reunión, Galtieri salió al balcón frente una multitud y atizó el conflicto con una oración que patentó su rol en el conflicto: “¡Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla!”. Los jefes militares argentinos ignoraban claramente la superioridad de las FF.AA. británicas a las argentinas en cuanto a tecnología y profesionalismo.
Argentina se veía condicionada por la Resolución 502; si retiraba sus fuerzas de los archipiélagos, el Reino Unido debería detener el avance de la Fuerza de Tareas 317 y Margaret Thatcher no estaba dispuesta a negociar con argentinos en las islas. El 14 de abril el periodista estadounidense Carl Bernstein, a través de ABC News, reveló a la audiencia que Estados Unidos estaba brindando información satelital de inteligencia a la flota británica.
El secretario de Estado de Asuntos Latinoamericanos, Thomas Enders, negó tal afirmación ante el embajador argentino Esteban Takacs. Los funcionarios argentinos solo renegaron el ostensible apoyo estadounidense a la expedición británica. El 15 de abril Reagan y Galtieri conversaron telefónicamente por segunda vez.
El dictador argentino manifestó a Reagan su preocupación por el avance de la flota británica hacia el Atlántico Sur e insinuó la posible intervención de un país del Bloque del Este. Pero, ambos líderes coincidieron en que una guerra en el hemisferio occidental entre dos países amigos de EE.UU. perjudicaría a ambos países en pugna y solo beneficiaría a la Unión Soviética. El presidente estadounidense le prometió neutralidad en tanto que las negociaciones continuaran.
El 28 de abril el órgano consultivo del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) aprobó por 17 votos y 4 abstenciones – Estados Unidos, Colombia, Chile y Trinidad y Tobago – una resolución de nueve puntos que urgía a Reino Unido a cesar las hostilidades y a Argentina a procurar no empeorar la situación.
El 30 de abril, Estados Unidos clarificó su posición. Haig anunció que las negociaciones no habían logrado una solución, al tiempo que el Gobierno argentino había rechazado la última propuesta estadounidense. También informó la suspensión de asistencia militar a Argentina y medidas económicas punitivas. También informó que su país satisfaría los requerimientos de armamento de Reino Unido.
En este punto, el secretario de Estado aseguró que Estados Unidos no participaría en forma directa del conflicto. Ronald Reagan por su parte tachó a Argentina como “país agresor”. El ministro Costa Méndez solo alcanzó a declarar que Argentina no había rechazado la propuesta estadounidense sino que solo la había objetado.
Propuestas de paz
2 de mayo. El presidente constitucional del Perú, Fernando Belaúnde Terry, realizó una propuesta de paz para solucionar el conflicto:
- Cesación inmediata de las hostilidades.
- Retiro mutuo de fuerzas. Presencia de representantes ajenos a las dos partes involucradas en el conflicto para administrar temporalmente las islas.
- Reconocimiento de ambos gobiernos de la necesidad de reconocer las aspiraciones y los intereses de los isleños para la solución definitiva del conflicto. – Acuerdo común para la designación de los países interventores en las negociaciones.
- Obtención de un acuerdo definitivo antes del 30 de abril de 1983, bajo la responsabilidad de los países antes mencionados.
El hundimiento del General Belgrano del 2 de mayo de 1982 había acabado con todas las esperanzas de una solución pacífica.
6 de mayo. El secretario general de las Naciones Unidas Javier Pérez de Cuéllar propuso, como paso previo para entablar negociaciones, el retiro de las fuerzas de ambos países de las islas. Al día siguiente el Reino Unido amplió el bloqueo naval a 12 millas del litoral marítimo argentino y decidió trasladar fuerzas de infantería que estaban en la isla Ascensión al frente de guerra. Reino Unido preparaba un desembarco.
26 de mayo. El Consejo de Seguridad emitió la Resolución 505. Se autorizó a Pérez de Cuéllar para mediar entre las partes en conflicto. Convocó a los países a cooperar con el mediador y a este a establecer contacto para negociar las condiciones para imponer un alto el fuego. El Reino Unido rehusó detener la guerra y retirar las fuerzas. El Consejo de Seguridad aplazó sus reuniones para dejar vía libre a Pérez de Cuéllar.
5 de junio. el secretario general Pérez de Cuéllar envió un mensaje secreto a Leopoldo Galtieri y Margaret Thatcher. Advirtiendo que el conflicto estaba por entrar en una fase “extremadamente peligrosa”, Pérez de Cuéllar propuso un plan. La idea era la de concederse una tregua a partir del 7 de junio de 1982. Después los dos comandantes en el archipiélago se reunirían para convenir las condiciones de un alto el fuego y se iniciaría el retiro de las fuerzas argentinas, en un plazo de 15 días.
A la vez, el Reino Unido debía informar sobre planes de reducción de fuerzas en las islas. Tras estos y otros pasos, “las negociaciones se inaugurarán el 1.º de junio de 1982”; el Comité Militar argentino rechazó la propuesta.
6 de junio. Más allá de las gestiones diplomáticas del gobierno del Perú, éste realizó una operación secreta para surtir a la fuerza aérea argentina de 10 cazas Mirage. También proporcionó misiles Exocet para artillarlos que la fuerza aérea del Perú debió transportar en un avión de transporte Hércules de La Joya (Arequipa, Sur del Perú) al aeropuerto San Salvador de Jujuy (Norte de Argentina), esquivando los radares chilenos en Antofagasta e Iquique, y de ahí a un aeródromo alterno del Aeropuerto de Tandil (Buenos Aires) entre el 6 y 8 de junio de 1982.
De acuerdo a un informe de inteligencia, los aviones aterrizaron en el Aeropuerto de Jujuy el día 6 continuando el vuelo el 7, Otras dos máquinas hicieron lo propio el día 9. La seguridad estuvo a cargo de la policía provincial, federal y personal de inteligencia militar.
El Reino Unido
La recuperación argentina de las Malvinas tomó de sorpresa al Gobierno y a las Fuerzas Armadas del Reino Unido. Tras varias horas de análisis y controversia en el Parlamento y el Gobierno, el primer lord del Mar Henry Leach convenció a la primera ministra Margaret Thatcher de movilizar la flota para retomar el control de las Malvinas. El almirante británico contó después que creía que “estaba en juego” el prestigio de su país.
El 3 de abril Thatcher ordenó la movilización de la Fuerza de Tareas 317 para recuperar las Malvinas. El 5 de abril el Gobierno británico dio inicio a la Operación Corporate. El jefe del Estado Mayor de la Defensa Terence Lewin fijó el objetivo: obtener el desalojo de los argentinos y el restablecimiento del gobierno británico en las islas. Después se constituyó el “Gabinete de Guerra”, formado por John Nott, William Whitelaw, Cecil Parkinson, Francis Pym y Thatcher, quienes aprobaron el objetivo.
El comandante en jefe de la Flota John Fieldhouse comenzó a comandar la FT 317 desde el Cuartel General de Northwood. El almirante John Forster Woodward asumió como comandante operacional de la FT 317 al tiempo que asumió como comandante combinado del Grupo de Tareas 317.8, haciéndose cargo de todas las fuerzas de superficie, aire y tierra. Los buques zarparon de Portsmouth el mismo 5 de abril.
El 7 de abril el Reino Unido anunció la Zona de Exclusión Marítima (ZEM), advirtiendo que “las naves de guerra argentinas que se encuentran dentro de las 200 millas náuticas de las islas Malvinas, después de las 04:00 GMT del lunes 12 de abril, corren el serio riesgo de ser atacadas”.
El 12 de abril la Zona de Exclusión Marítima (ZEM) se volvió efectiva con la llegada del submarino HMS Spartana aguas próximas a Puerto Argentino.
El 30 de abril Reino Unido impuso la Zona de Exclusión Total (ZET), apuntando contra las aeronaves argentinas también. La Fuerza de Tareas 317 estableció en el nordeste de la Zona de Exclusión una zona llamada “TRALA” (en inglés: Tow, Repair and Logistic Area), lejos de los ataques aéreos argentinos, donde los barcos británicos reabastecían y reparaban averías.
Desembarcado el Grupo de Desembarco, el brigadier Thompson asumiría como comandante de las fuerzas terrestres. Cuando se decidió enviar la 5.ª Brigada de Infantería del Ejército Británico, al mando del brigadier Anthony Wilson, el general John Jeremy Moore se hizo cargo de las fuerzas terrestres. Los Estados Unidos apoyaron al Reino Unido proporcionándole la base aérea de la Isla Ascensión y variado equipamiento militar.
Apoyo de Chile
El Gobierno de Chile, proporcionó ayuda a los británicos mediante espionaje. La Fuerza Aérea de Chile (FACh) coordinó con la Real Fuerza Aérea (RAF) la implementación de vuelos de espionaje trasandinos a gran altura con el objeto de obtener información sobre las FF. AA. argentinas, de las que los británicos carecían totalmente. Los chilenos avisaban la salida de los aviones argentinos del continente.
Para ello utilizaron radares de largo alcance; ubicados al oriente de la cordillera de los Andes, uno en Punta Arenas, y otro en Balmaceda, lo que les permitía, vigilar el espacio aéreo de las bases aéreas argentinas desde Comodoro Rivadavia hasta Río Grande. La Armada de Chile movilizó a su Escuadra, para afianzar el éxito de la fuerza de tareas británica.
Por último, el Ejército de Chile desplegó unidades a lo largo de la frontera, lo que obligó al Ejército Argentino, a retener a sus mejores tropas en el continente, e impidió en consecuencia que pudiese reforzar las islas con tropas de mayor experiencia.
Argentina
La Junta Militar ordenó el refuerzo de las defensas de las Malvinas. El Ejército Argentino desplegó la X Brigada de Infantería Mecanizada y la III Brigada de Infantería, comandadas por los generales de brigada Oscar Jofre y Omar Parada, respectivamente.
La totalidad de las fuerzas dependían del comandante conjunto Malvinas, general de brigada Mario Benjamín Menéndez, que a la vez era gobernador militar de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur. El Estado de Libia proveyó más de 100 misiles 9K32 Strela-2, minas antitanque, y radares.
Cronología bélica
2 de abril. La conquista de las islas Malvinas por parte de la Argentina.
12 de abril. Se volvió efectivo el bloqueo naval británico en las Malvinas.
25 de abril. Tropas británicas con gran apoyo naval rindieron al destacamento argentino en las Georgias del Sur (Operación Paraquet).
1 de mayo. Inicio de los combates en las Malvinas.
2 de mayo. Hundimiento del crucero argentino ARA General Belgrano (C-4) con gran pérdida de vidas.
4 de mayo. Destrucción del destructor británico HMS Sheffield (D80). Se reveló el uso de misiles Exocet AM 39 por parte de Argentina.
7 de mayo. Extensión del bloqueo británico hasta las 12 millas del litoral marítimo argentino.
9 de mayo. Hundimiento del pesquero argentino Narwal.
10 de mayo. Hundimiento del transporte argentino ARA Isla de los Estados (B-8) en el estrecho de San Carlos.
21 de mayo. Establecimiento de la cabeza de playa británica en la bahía San Carlos.
25 de mayo. La aviación argentina había destruido tres buques de guerra y un portacontenedores británicos.
29 de mayo. El ejército británico derrotó al argentino en la batalla de Pradera del Ganso.
30 de mayo. Ataque al HMS Invincible.
2 de junio. Autoridades españolas arrestaron comandos argentinos que buscaban atacar la base británica de Gibraltar.
8 de junio. Ataque aéreo de Argentina en la bahía Agradable obtuvo éxito.
11 de junio. Juan Pablo II visitó Buenos Aires. Al anochecer, los británicos iniciaron el asalto final contra las últimas posiciones argentinas.
14 de junio. El mando argentino en las Malvinas se rindió.
20 de junio. El Reino Unido desalojó a los argentinos de la isla Thule y declaró el fin del conflicto.
Publicado en Noticias de la Calle