Lo anunciaron en conjunto Hugo “Cachorro” Godoy y Hugo Yasky en el programa de radio Siempre es hoy conducido por Daniel Tognetti en AM 530 Somos Radio, la radio de las madres de Plaza de Mayo. Ambos dirigentes se hicieron presentes en el estudio y adelantaron la resolución que tomarán, formalmente, en el plenario de mesas ejecutivas conjunto que tienen pautadas ambas organizaciones para el próximo 24 de septiembre: avanzar en la reunificación de las dos CTA luego de 15 años de que se fracturaran.
La iniciativa, en rigor, busca reforzar la coordinación que ambas entidades gremiales vienen llevando adelante en el último período en conjunto con las organizaciones sociales nucleadas en la UTEP y los sindicatos de la CGT agrupados en el Frente Sindical para el Modelo Nacional (FreSiMoNa) y la Corriente Federal de Trabajadores. La última medida adoptada en común fue la movilización del pasado miércoles al Congreso con eje en el rechazo al veto presidencial de la ley de movilidad.
Pero la decisión pretende ser más trascendental y aspira a lograr la reunificación de ambas organizaciones que surgieron en 2010 luego de una elección en la que se enfrentaron los dos bloques que históricamente formaban parte de la CTA desde su fundación en 1992.
Historia
Por un lado, se agrupó el sector históricamente liderado por Víctor De Gennaro que llevaba a la cabeza a Pablo Micheli y Hugo “Cachorro” Godoy y con preminencia en la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y, por el otro, el que todavía lidera Hugo Yasky y que agrupa a los sindicatos docentes en todo el país nucelados en CTERA. La escueta diferencia de votos derivó en la fractura de la CTA y, algunos años después y frente a las dilaciones del ministerio de Trabajo, a la emergencia de dos organizaciones independientes, la CTA de los Trabajadores y la CTA Autónoma.
Más allá de las disputas puntuales, la diferencia de fondo que produjo la escisión estuvo signada por el posicionamiento de la Central frente al entonces gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. El sector de Hugo Yasky aspiraba a alinear más decididamente a la central detrás del gobierno mientras que el que entonces lideraba Pablo Micheli (que luego confluiría con Yasky) pretendía mantener, al menos en términos formales, un posicionamiento autónomo.
En definitiva, la fractura se dio entre el kirchnerismo y quienes construían la Unidad Popular liderada por el economista Claudio Lozano.
Unidos por el espanto
La emergencia de Mauricio Macri primero y Javier Milei ahora reordenó las coordenadas políticas y forzó un nuevo alineamiento en común de ambos sectores. De hecho, tanto Claudio Lozano como Hugo Yasky ingresaron al parlamento como diputados integrando las listas del Frente para Todos bajo el liderazgo de Alberto Fernández.
La ofensiva brutal del gobierno de Javier Milei y las diferencias internas en la CGT hicieron el resto. Ambas CTA, junto con la UTEP, operaron en la búsqueda de un bloque en común para promover algún tipo de resistencia. Ese bloque transitó, casi sin fisuras, los diez primeros meses del actual gobierno.
Los argumentos de los protagonistas
En diálogo con Tiempo, Hugo Yasky explicó que “estamos transitando un camino que tiene ese punto de llegada pero que ahora busca expresarse en acciones conjuntas y ámbitos en común para debatir. Hay provincias donde está más avanzado como en Buenos Aires y otros lugares donde todavía no está maduro. Vamos a acompasar los tiempos pero buscamos generar un polo de fuerzas sindicales y sociales que tengan las dos CTA como nucleo de una convocatoria que se articule con otras expresiones”.
Hugo “Cachorro” Godoy, por su lado, manifestó a este medio que “es un proceso de profundización de los debates internos y de una mayor coordinación y elaboración de un programa de acción en común para enfrentar y derrotar a este gobierno que es evidente que no da margen de diálogo alguno”. Con todo, el dirigente de la actual CTA Autónoma, señaló que “es un camino a recorrer que vamos a iniciar formalmente el martes próximo en una reunión de ambos secretariados para empezar a fijar algunas pautas de acción y propuestas en común y una agenda de trabajo”. Sin embargo, señaló, “es necesario transitar un proceso de debate con miles y miles de militantes en todo el país que habremos de desarrollar en un territorio con diversidades y complejidades que habrá que ir sintetizando en forma progresiva. La formalidad estará dada en la capacidad de articulación en común para enfrentar a este gobierno”.
Del otro lado, el dirigente de la CTA de los Trabajadores señaló que “nuestro mandato vence en el 2026. Tenemos el objetivo de llegar a unificar, pero todavía no hay plazos. Lo que hoy sí queremos es avanzar en un plan de acción y en los debates previos”. Es que, continuó, “hay una necesidad que supone sumar fuerzas para confrontar con las políticas de Milei. No vamos a entrar en modo pausa ni a establecer ningún paréntesis en una lucha que dado el carácter agresivo de las políticas del gobierno es el único camino que le queda al movimiento popular”.
Godoy coincidió en que “los mandatos de ambas conducciones vencen en el 2026. Es una fecha posible pero todavía no nos planteamos fechas. Lo que si nos planteamos es la voluntad política y un camino a recorrer donde la propia dinámica de confrontación y búsqueda de alternativas frente al gobierno darán algunas respuestas. Las otras surgirán del debate con la militancia y dirigentes en todo el país”.
Lo pasado, pisado
Sobre las diferencias que llevaron a la fractura quince años atrás ambos dirigentes buscaron eludir una definición. Para Yasky “tenemos conflictos como el de la universidad, el de la educación pública, los jubilados y aeronáuticos. Frente a eso la decisión que primó fue unificar. Creemos que las distintas miradas coexisten con la necesidad de unificar acciones y de construir un núcleo que tenga más coherencia con relación al posicionamiento con el gobierno en el marco de la confrontación. Eso es lo que ha sido determinante para tomar esta decisión y dejar en segundo plano las cuestiones que hablan de lecturas distintas de la realidad”.
Para Godoy, “todos aprendimos que el enemigo del pueblo es muy poderoso y aprovecha nuestras fisuras para acrecentar las diferencias e imponerse. No solo en el plano de las posiciones políticas sino también la fragmentación a nivel estructural. Hay dos cosas a tomar en cuenta. Nos reafirmamos en la idea de construir ese nuevo modelo sindical que nos propusimos y no nos equivocamos cuando dijimos que el modelo neoliberal venía a genera fragmentación y desocupación. En esa construcción, la unidad es en la diversidad. Hay que aceptar que al interior de una central sindical coexisten diversas corrientes de pensamiento político y la responsabilidad es sintetizarlas en el marco de una capacidad de elaboración y propuestas conjuntas en lo programático”.
Para Yasky, el objetivo es todavía más ambicioso: “nuestro objetivo y el punto de llegada es volver a tener una sola central en la Argentina. Eso marca el cauce histórico de la CGT. Es evidente que es un proceso más complejo y va a llevar más tiempo. Consolidar a la CTA va ayudar a que haya cambios en la CGT”.
Tiempo Argentino