Israel llevó a cabo bombardeos en el sur de Líbano este jueves, afirmando haber frustrado un plan de asesinato orquestado por Irán.
Este ataque se produjo un día después de que Hezbollah lanzara una nueva serie de proyectiles, lo que incrementó los temores de un conflicto más amplio tras la explosión de dispositivos electrónicos en Líbano que resultó en al menos 32 muertos y más de 3.000 heridos.
En su primera declaración después de las explosiones, el líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, describió el ataque como un “golpe severo” que cruzó “una línea roja”.
Sin embargo, enfatizó que su grupo saldrá fortalecido y continuará con sus ataques diarios contra Israel. Nasrallah, que habló por video desde un lugar no revelado, destacó la gravedad de la situación, mencionando que el enemigo había cruzado todos los límites.
A diferencia de ocasiones anteriores, no se convocó a una concentración para ver su discurso, lo que refleja la tensión y el impacto de los recientes acontecimientos.
La situación en la región se mantiene delicada, con ambos lados preparándose para posibles escaladas en el conflicto.
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