Todo esto ocurre mientras acaba de asumir Sergio Iraeta, el nuevo secretario que conduce la cartera agropecuaria y que sin dudas buscará lograr lo que desde el propio oficialismo le criticaron al eyectado Fernando Vilella, que era “estar cerca de los productores”. Habrá que dilucidar qué entiende el Gobierno por “cercanía”, porque en el campo en realidad lo que se espera es que haya certezas, unificación cambiaria (fin de la brecha) y un programa que contemple la reducción de los derechos de exportación. Cualquier otra cosa que se anuncie, es cuanto menos secundaria.
Este tipo de definiciones sólo podrían llegar desde el Ministerio de Economía y no hay forma de saber si es que en algún momento se podría lograr algo así. Quizá por eso el propio Luis Caputo se ocupó de armar una lÍnea de mando de respuesta asegurada.
El escenario económico para el campo
La brecha cambiaria es uno de los indicadores más fuertes que tiene la economía. Cuanto más amplia, mayor es la desconfianza del mercado, que en realidad esta compuesto en gran medida por millones de personas que cumplen un rol determinado en el andamiaje económico. Una empresa es parte del mercado, como lo es un productor o un ahorrista. Todos somos parte del mercado y nuestras decisiones impactan en él, en mayor o menor medida.
Mas allá de las encuestas, el cálculo de la brecha es un indicador concreto acerca de la confianza y paciencia que la sociedad tiene para con el oficialismo. Aquí el dato concreto es que a mitad de mayo la brecha entre el dólar oficial y el informal llegaba al 21%; en junio aumentó al 34% y los datos de la primera semana de julio la ubicaron en el 54%. Si crece la desconfianza, mas conservador será el comportamiento de aquellos que tienen granos.
Pero la brecha no es el único indicador que siguen de cerca los productores agropecuarios, que también observan con detenimiento lo que ocurre en el mercado internacional con los commodities.
Sin recortes en la producción global y con buenas perspectivas de oferta, el derrumbe de precios se hace fuerte. El valor de la soja cayó este lunes 9,92 dólares en la Bolsa de Chicago, alcanzó el nivel más bajo desde principios de noviembre de 2020 y cerró la jornada en US$396,10 por tonelada para el contrato de agosto.
La soja con estos valores no es negocio, dicen los productores consultados por Ámbito. Es importante destacar que desde mediados de junio, en el mercado local la soja cayó US$20 por tonelada y el maíz retrocedió US$13. Si bien las caídas fueron menores a las registradas en el Mercado de Chicago, no son escenarios tentadores para un agricultor al que le aumentan los costos fijos mes a mes.
Sin fecha para la salida del cepo y sin incentivos (a los que los productores quedaron muy acostumbrados), el comportamiento del campo será conservador y de mucha precaución a la hora de tomar decisiones. Muchos esperarán que los precios se recuperen y eso podría ocurrir recién en 2025. Sin comercialización no hay ventas al exterior (ni agregado de valor) en la industria exportadora, y por consiguiente tampoco habrá ingreso de divisas.
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