Shalom Nagar llevó a cabo en 1962 el ahorcamiento del criminal de guerra Eichman después de ser condenado por su papel en la organización del Holocausto, en el que fueron asesinados alrededor de seis millones de judíos.
Nagar relató que durante meses después de la ejecución estuvo obsesionado por la cara hinchada de Eichmann y el sonido que el aire atrapado había hecho al escapar de su cuerpo cuando lo sacaron de la soga.
Nacido en Yemen, Nagar quedó huérfano a los 12 años y fue llevado a Israel poco después de la fundación del estado judío. Sirvió como paracaidista en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y luego se unió al Servicio Penitenciario de Israel.
Adolf Eichmann había huido a Argentina después de la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial pero fue capturado por el servicio secreto israelí, Mossad, en una operación secreta en el conurbano bonaerense en 1960.
Después de ser llevado en secreto a Israel, sedado y contrabandeado en un vuelo comercial, Eichmann fue llevado a juicio en Jerusalén. Los jueces lo condenaron a cadena perpetua y fue ahorcado el 1 de junio de 1962.
Shalom Nagar fue uno los 22 funcionarios de prisión seleccionados para vigilar al jefe nazi durante seis meses que se extendió el juicio, un grupo que fue conocido como “los guardias de Eichmann”.
Los guardias fueron seleccionados para garantizar que ninguno de ellos tuviera un motivo personal para matar a Eichmann durante el juicio y protegerlo hasta el día de su ejecución en la prisión de Ayalon en Ramala, en el centro de Israel.
“Muchos guardias del servicio penitenciario en ese momento todavía llevaban los números tatuados en sus brazos por los nazis durante el Holocausto, y ni siquiera se les permitía entrar en el piso donde Eichmann estaba recluido en un ala especial de la prisión”, dijo el Times of Israel.
Según Nagar, la seguridad en torno a Eichmann era implacable, porque las autoridades estaban preocupadas de que intentara suicidarse. Los guardias debían evitar el suicidio “a cualquier precio”, relató el carcelero.
Para evitar que Eichmann fuera envenenado, Nagar relató que la comida era llevada a la celda en un recipiente sellado y que el guardia que vigilaba al nazi la probaba primero, una tarea que el propio Nagar también realizó. Si después de dos minutos el guardia seguía vivo, se servía la comida a Eichmann.
Nagar no quería ser el hombre que colgara a Eichmann, pero lo convencieron de hacerlo después de que le mostraron fotos de atrocidades cometidas contra niños en el Holocausto. “Me horroricé tanto que acepté hacer lo que había que hacer”, dijo Nagar en una entrevista en 2005.
Después de que el cuerpo de Eichmann permaneciera colgado durante una hora, Nagar tuvo que bajarlo y tiempo más tarde describió el aspecto “de pesadilla” del criminal nazi, con los ojos desorbitados y la lengua fuera.
Cuando lo bajaron, “un ruido terrible salió de su boca” cuando el aire de su interior pudo escapar, recordó Nagar. “Sentí que el Ángel de la Muerte había venido a llevarme también”, dijo en una entrevista con la revista israelí Mishpacha.
Nagar finalmente se encargó de llevar el cuerpo hasta el horno para su incineración. La ejecución de Eichmann fue la única vez en la historia en que un tribunal israelí dictaminó una sentencia de muerte y sus cenizas fueron esparcidas en el mar.
Durante algún tiempo, Nagar sufrió estrés postraumático y pesadillas. En una entrevista describió cómo le costó caminar como consecuencia del shock que le produjo la terrible experiencia.
Su papel en la ejecución de Eichmann se mantuvo en secreto durante décadas, por temor a que los neonazis pudieran buscar venganza. Pero el ex guardia cambió de opinión y comenzó a hablar de lo sucedido: “¿De qué tenía que tener miedo?”.
Fuente: Perfil