El Gobierno nacional anunció una profunda reforma en el Instituto Nacional del Teatro (INT), que implica el fin de su autonomía y la centralización de su estructura. La medida fue comunicada este miércoles por el vocero presidencial, Manuel Adorni, como parte del plan de “cierre, centralización y fusión de organismos” dependientes de la Secretaría de Cultura, liderada por Leonardo Cifelli.
El INT, creado en 1997 mediante la Ley Nacional del Teatro 24.800, funciona como un organismo descentralizado que articula políticas de fomento para el teatro independiente en las seis regiones culturales del país. Su estructura actual incluye un consejo directivo integrado por representantes regionales elegidos por concurso público, lo cual garantiza la participación federal en la toma de decisiones. Esta característica distintiva será eliminada en la nueva configuración.
La decisión del Poder Ejecutivo implica la eliminación del consejo directivo y su reemplazo por un consejo asesor ad honórem. Además, se prevé una reorganización interna de personal, que ya redujo en un 20% la planta existente. Según el vocero presidencial, “se gastaba un 65% del presupuesto en sueldos y funcionamiento y solo un 35% llegaba efectivamente al teatro”, una proporción que el gobierno considera ineficiente. No obstante, se mantendrían las fuentes de financiamiento establecidas por ley.
El plan oficial contempla también el cierre de delegaciones regionales, entre ellas las del Nordeste Argentino (NEA), lo que representa un golpe significativo para la articulación territorial del INT. La iniciativa forma parte de un paquete más amplio de reformas impulsadas por el Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, conducido por Federico Sturzenegger, y busca, según sus impulsores, “achicar el Estado y mejorar su eficiencia”.
Restructuración y nombramientos
En el nuevo esquema, la dirección del Instituto pasaría a manos de Federico Brunetti, actor y cantante que integró varias obras musicales producidas por Pepe Cibrián y Ángel Mahler, este último vinculado directamente con el actual secretario de Cultura. Brunetti reemplazaría a Mariano Solkiner, director, dramaturgo y gestor cultural, quien asumió la conducción del INT con la actual gestión nacional.
Solkiner, con un perfil técnico y trayectoria reconocida en el campo de la gestión cultural, fue designado bajo criterios de profesionalización y federalismo institucional. Su posible desplazamiento, aún no confirmado oficialmente, refuerza las sospechas de una reformulación en la que los criterios artísticos y federales cederían paso a una lógica más centralista y administrativa.
La relación entre Brunetti y los productores Cibrián-Mahler es vista por distintos sectores como una señal de alineamiento político más que como una decisión basada en criterios de idoneidad técnica. “No se ha informado si su designación será oficializada en los próximos días ni bajo qué criterios será nombrado”, apuntan fuentes cercanas al sector.
La medida también prevé la continuidad del financiamiento actual del INT, que proviene de un 10% de la recaudación por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y un 31% sobre los premios de juegos de sorteo. Sin embargo, la centralización de decisiones en Buenos Aires podría dificultar la asignación equitativa de esos fondos en las regiones.
Reacciones en el sector teatral
La noticia generó inquietud entre representantes del teatro independiente, que ven en la eliminación del carácter autónomo del INT una amenaza a la diversidad y al desarrollo cultural federal. “El INT fue una conquista histórica para el teatro independiente”, subrayan referentes del sector. La posibilidad de perder presencia regional representa un retroceso en términos de acceso, representación y democratización de la cultura.
Además, artistas y gestores culturales expresaron su preocupación por la eliminación del consejo directivo, que garantizaba la participación territorial en las decisiones del Instituto. La figura del consejo asesor ad honórem, en cambio, no tendría las mismas atribuciones ni mecanismos de designación transparentes. “Nos preocupa que se imponga una visión centralista y burocrática”, declaró un representante de una sala del litoral.
El cierre de las delegaciones del NEA, una región con fuerte dinamismo escénico, fue particularmente criticado. Las delegaciones cumplen un rol clave en la implementación de políticas, en la comunicación con artistas y en la articulación con gobiernos locales. Su ausencia podría debilitar la red de producción teatral comunitaria, que en muchas provincias depende en gran parte del acompañamiento del INT.
Por su parte, desde el Gobierno afirman que la reforma busca simplificar la estructura y reducir el gasto público. “Se ahorrarían más de 150 millones de pesos anuales”, explicó Adorni, quien calificó al organismo como “sobredimensionado y con funciones duplicadas”. No obstante, sectores teatrales sostienen que los números presentados no consideran el valor cultural ni el impacto social de las políticas desarrolladas por el INT.
Falta de detalles y escenario futuro
Hasta el momento, no se conocen los detalles precisos del nuevo organigrama ni la fecha de implementación. Se espera que el decreto correspondiente sea publicado en el próximo Boletín Oficial, aunque no hay confirmaciones respecto al alcance exacto de los cambios. “Hay incertidumbre en todos los niveles”, reconocieron fuentes internas del Instituto.
La planta actual del INT es de aproximadamente 160 trabajadores, de los cuales 90 se desempeñan en la sede central de la Casa del Teatro y más de 20 tienen funciones definidas por ley. No se aclaró qué sucederá con estos empleados ni con los contratos vigentes. Tampoco se han informado mecanismos de transición ni criterios de reorganización interna.
La falta de precisiones sobre la composición del nuevo consejo asesor, sus funciones y su modo de designación refuerza las críticas sobre la opacidad del proceso. “Nos preocupa que los criterios de representación regional queden diluidos”, advierten actores del interior del país.
El anuncio se da en el marco de una reestructuración más amplia del sistema cultural nacional, que también podría alcanzar a otros organismos como el Fondo Nacional de las Artes y el Instituto Nacional de la Música. En ese sentido, lo ocurrido con el INT podría anticipar un patrón de gestión estatal más concentrado y menos participativo.
A la espera de definiciones formales, el sector teatral independiente sigue de cerca los movimientos del Ejecutivo. Muchos artistas ya se han pronunciado en redes sociales y asambleas autoconvocadas están comenzando a organizarse para expresar su rechazo. “Estamos frente a una amenaza seria para el teatro como derecho cultural”, concluyó una gestora chaqueña.
Momarandu