El servicio de Trasplante Hepático del Hospital Garrahan realizó el trasplante de hígado número 1.000 a un paciente de 6 años con hepatoblastoma que evoluciona favorablemente.
A través de un comunicado de este martes se informó que “la intervención, realizada el jueves 5 de octubre, fue posible gracias al órgano proveniente de una donante viva relacionada y se dio en el marco de la articulación con el porteño Hospital Argerich”.
Oscar Imventarza, jefe del servicio de Trasplante Hepático y responsable de la ablación, afirmó que “este número (por las 1.000 intervenciones) representa la vida y los sueños de niños, niñas y adolescentes que pudieron mejorar su calidad de vida gracias una comunión imprescindible: el acto solidario de donar y un sistema público de salud que garantiza el acceso a la atención de alta complejidad para todas y todos los que lo necesitan”.
“El Hospital Garrahan realiza entre el 60 y el 70% de los trasplantes pediátricos de todo el país, y es referente para toda Latinoamérica”, destacó la directora médica ejecutiva, Patricia García Arrigoni, y agregó que “esto es posible porque el hospital es un centro pediátrico, público, referente de la alta complejidad médica de la Argentina, que atiende a todos los niños y niñas que lo necesitan, tengan o no cobertura social”.
El primer trasplante hepático en un hospital público pediátrico se realizó en el Hospital Garrahan en 1992. Desde entonces el servicio aplica las técnicas quirúrgicas disponibles y la mejora continúa en los cuidados pre y post trasplante y el avance de las terapias inmunosupresoras que permiten obtener resultados comparables con los mejores estándares mundiales.
“Es un gran logro de la salud pública argentina que trabaja ininterrumpidamente hace 31 años para brindar esta terapéutica a todos los pacientes que lo necesiten”, aseveró Imventarza y agregó que “los desafíos actuales se orientan al paciente trasplantado en el largo plazo acompañando su inserción social y su transición a la vida adulta”.
El trasplante hepático es una terapéutica de alta complejidad que consiste en reemplazar el hígado enfermo de un paciente por un órgano sano de un donante fallecido o vivo. En el caso del Garrahan, un tercio de los trasplantes hepáticos se efectuaron con órganos de donantes vivos a partir de la articulación con efectores públicos del AMBA.
La donación de órganos en vida está permitida exclusivamente cuando se estima que no afectará la salud del donante y existan perspectivas de éxito para el paciente receptor.
En vida, es posible donar riñón o el hígado, y debe existir un vínculo familiar entre donante y receptor, de acuerdo a la legislación vigente.
El procedimiento 1.000, en particular, duró 10 horas y participaron más de 50 profesionales.
En 2022, el 51% de los trasplantes hepáticos del Hospital se realizaron gracias a donantes vivos relacionados y el resto fueron donantes cadavéricos. En Argentina se considera donante a toda persona mayor de 18 años que haya manifestado su voluntad afirmativa o que no haya dejado constancia expresa de su oposición.
Sin embargo, solo 4 de 1000 personas fallecidas son aptas para donar. Para que eso suceda, el fallecimiento debe darse en terapia intensiva y estar certificada bajo criterios neurológicos. Solo de esa manera se logra la preservación de los órganos que pueden ser trasplantados.
Télam