Por el ing. José Sesma
Todos sabemos que en la Argentina cuenta con un Estado soberano, entendiendo como tal a la organización humana que abarca la totalidad de su población, quien cuenta con cuatro elementos básicos y generales: Gobierno, pueblo, territorio y una regulación organizada en la división de poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Este Estado es el verdadero dueño de los recursos naturales en su territorio, cuya titularidad de dominio son las provincia y a la nación le corresponde la titularidad de sus derechos de soberanía sobre la plataforma continental, en otras palabras, los recursos naturales pertenecen a el pueblo.
Hoy en la Argentina, el Gobierno nacional reglamentó el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), que permitirá la explotación y aprovechamiento de esos recursos naturales, pero de ninguna manera se debe entender que son los dueños de eso recursos sino solo son propietarios de la concesión de esa explotación y es por ello que el pueblo como Estado al ser el verdadero dueño debe ser un socio en esas grandes inversiones.
El Estado Argentino es el dueño del 51 % de la acciones de Yacimientos Petrolíferos Ficales (YPF) y mantiene la “acción de oro”, permitiéndole decidir sobre inversiones y asignación de rentabilidades en forma conjunta con sus 23 provincias y la Capital federal donde poder invertir y a quien poder otorgar la rentabilidad obtenida por ello.
De allí y a manera de resarcimiento históricos que se les debe a los jubilados actuales y futuros, se puede tomando como base y ejemplo lo realizado por el Estado de Noruega QUE realizó una serie de reformas socialdemócratas con el fin de mejorar la distribución de la riqueza, la eliminación de la pobreza y la creación de una seguridad social que gestionaría el sistema de pensiones de jubilados.
Dentro de esas reformas fue la de la creación de su propia compañía petrolera EQUINOR y cuya epopeya del petróleo en su país creo un fondo de inversión especial que desarrollo la economía de toda su Nación y un beneficio especial para sus jubilados y pensionados, que se podría imitar con el petróleo y el Gas Natural de Vaca Muerta y de las demás de 20 cuencas que posee en su territorio.
Más detalles de cómo Noruega lo consiguió
Noruega ha logrado convertirse en una de las naciones más ricas del mundo en unas pocas décadas, gracias a sus vastos recursos petroleros y al rigor en sus inversiones. Su fondo soberano, el mayor del mundo, tiene un tamaño similar al PIB de España.
Los importantes ingresos provenientes del petróleo y gas en Noruega se administran en beneficio de la sociedad en general. Un gran porcentaje de estos ingresos se canaliza hacia el Fondo Soberano de Noruega, conocido como el “Government Pension Fund Global”.
Noruega tiene una economía abierta, basada en un alto índice de actividad comercial. Las autoridades noruegas administran los ingresos del gas y del petróleo en beneficio de la sociedad en general. Una parte importante de estos ingresos se canaliza hacia el Fondo Soberano de Noruega.
Hoy en día hay países desarrollados que encuentran estancadas sus economías, moviéndose siempre en términos de envejecimiento de la sociedad, los extremos de la riqueza y la pobreza y el alto porcentaje de desempleo nacional. Hablamos con frecuencia de los países nórdicos como modelos de bienestar y prosperidad económica y Noruega es un excelente ejemplo de ello.
A lo mejor piensan que Noruega ha hecho esto a base de liberalismo, rebajar los impuestos, flexibilizar despidos, pero no más lejos de la realidad, la clase del éxito reside en una ideología que aboga por cohesión social, la responsabilidad individual, respeto por la propiedad privada e intolerancia a la corrupción. Todo esto sostenido a lo largo de las generaciones mediante la educación.
En 1960, como en la mayoría de países nórdicos, Noruega llevaba una sociedad arcaica, cuya economía se basaba fundamentalmente en la pesca, con una proyección a futuro casi opaca. En la otra cara de la moneda, se hallaban los países en vías de desarrollo, más al sur del continente europeo, con proyectos como los de España, que habían establecido un plan nacional para estabilizar la economía.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el partido laborista noruego liderado por Einar Gerhandsen, realizó una serie de reformas socialdemócratas con el fin de mejorar la distribución de la riqueza, la eliminación de la pobreza y la creación de una seguridad social que gestionaría el sistema de pensiones de jubilados.
Esto hizo mejorar de forma exponencial, el servicio público, que con la implantación de altos y progresivos impuestos sobre la renta, convirtieron a Noruega en el país con mayor carga fiscal del momento.
En 1963, el gobierno noruego reclamó unas aguas en el Mar del Norte donde en 1969, se descubrió una fuente de petróleo de dimensiones descomunales. La primera fuente petrolífera fue “Ekofisk” con la que en pocos años se convirtió en unos de los principales productores.
Noruega se negó a unirse a la Organización de Países Exportadores de Petróleo, que años después en 1973 establecería un acuerdo entre algunos miembros de la OPEP con la decisión embargando a los países occidentales que habían apoyado a Israel durante la Guerra del Yom Kippur de sus fuentes petrolíferas. Esto produjo la primera gran crisis del petróleo que afectó a gran escala.
A día de hoy si miramos los periódicos, sería complicado determinar cuál es el presente, ya que se toman las mismas medidas: comprar los recursos energéticos, sin importar el costo que este tenga, incrementando la deuda del gobierno.
Esta situación no la desaprovechó Noruega que encontrándose como el principal exportador de petróleo de Europa podría elevar el precio de sus barriles. Por ello nacionalizaron las empresas petrolíferas, estableciendo su propia compañía petrolífera, Statoil y vieron cómo sus ingresos públicos experimentaron un crecimiento económico a corto plazo. Los noruegos que habían tomado conciencia de lo que ya había pasado en otros países, supieron esquivar el achaque holandés, mal que no supo evitar el gobierno bolivariano.
Cuando una economía empieza a exportar de forma masiva una materia prima un influjo de capitales aprecia la divisa lo que causa una consecuencia nociva a la economía de un país.
SigbjornJohnsen, exministro de finanzas noruego (@jonasgahrs), explica que, durante la epopeya del petróleo, en Noruega los ingresos procedentes del petróleo se utilizaban para estimular su economía y con los beneficios de la subida de los precios crearon el Government Pension Fund Global, un fondo en el que invertía el capital procedente del petróleo en acciones, divisas e inmuebles para diversificar su economía. Este fondo sirve de vehículo para garantizar el futuro de las pensiones gracias a los ingresos del petróleo.
El presupuesto del fondo soberano tiene un valor de €1,2 billones, aproximándose al PIB español, el cual si dividimos entre el número de habitantes, a cada noruego le corresponden €200.000. Sin embargo, este presupuesto está regulado por el Estado y se puede usar exclusivamente para financiar servicios básicos.
La potencia del mismo se ve reflejado en cómo el gobierno noruego ha afrontado la crisis sanitaria provocada por la covid invirtiendo €38.000 millones del fondo soberano, que supone el 3% de su total, en recursos sanitarios, mascarillas, equipos médicos…Haciendo para los noruegos apacible la situación epidemiológica.
Además, después de este innegable proteccionismo, Noruega ha convertido su fondo soberano en un arma de política exterior. Este invierte en todo tipo de empresas mientras que estas no quebranten lo que la moral noruega considere correcto. ES DECIR, NO INVIERTEN EN COMPAÑÍAS QUE CAUSEN CONTROVERSIA EN LA SOCIEDAD, ABOGANDO POR EL RESPETO A LOS TRABAJADORES Y AL MEDIO AMBIENTE CON LA INVERSIÓN EN ENERGÍAS RENOVABLES.
No contento con ello, son los mayores accionistas de empresas de influencia mundial poseyendo en torno al 1 % de estas empresas que permite al país influir en las decisiones de estas en su favor. Asimismo, el Gobierno noruego sigue siendo el accionista mayoritario de su empresa estatal con el 68 % de las acciones de las empresas, el otro 32% está cotizado en bolsa a servicio público: Equinor.
Hoy en día, Noruega tiene una economía abierta, basada en un alto índice de actividad comercial donde las autoridades administran los créditos del gas y del petróleo en beneficio de la sociedad.
Es por ello que sugiero humildemente seguir el modelo noruego y con ello Argentina podría aprovechar sus recursos naturales, como el petróleo y el gas de Vaca Muerta, para crear un fondo soberano destinado a fortalecer el sistema de pensiones. Este fondo no solo resarciría la deuda con los jubilados, sino que también contribuiría al desarrollo económico del país, asegurando el bienestar de las futuras generaciones.
El ejemplo de Noruega demuestra que – una política de inversión socialmente responsable y una gestión estatal eficiente – pueden transformar los recursos naturales en un motor de crecimiento y bienestar social. Argentina tiene la oportunidad de imitar esta experiencia, garantizando un futuro más próspero para sus adultos mayores.