China consolidó en el último año una estrategia de presión comercial que tiene efectos directos sobre la industria tecnológica global y los sistemas de defensa de Occidente. A través de controles más estrictos sobre la exportación de minerales estratégicos como el antimonio, el germanio y el galio, el país asiático redujo sus envíos a niveles históricamente bajos, pese al aumento de los precios internacionales.
Desde 2023, el gobierno de Xi Jinping impuso licencias especiales para exportar productos incluidos en su lista de control, una herramienta que le permite ejercer su poder sobre la cadena de suministro de metales que considera sensibles. La lista se amplió este mes para incluir siete elementos de tierras raras adicionales.
Según datos aduaneros oficiales publicados el domingo, las exportaciones de antimonio y germanio cayeron en el primer trimestre un 57% y un 39% interanual, respectivamente. En tanto, los envíos de galio alcanzaron en marzo su punto más bajo desde octubre del año pasado. Si bien el volumen trimestral creció frente a 2023, la tendencia se mantiene por debajo de los niveles de 2022, cuando aún no regían restricciones.
Desabastecimiento
La caída refleja tanto una política deliberada de restricción como el endurecimiento del proceso burocrático para obtener permisos. En el caso de Estados Unidos, país con el que China mantiene una guerra comercial larvada, las exportaciones están directamente prohibidas desde diciembre. No hubo envíos de galio ni germanio a territorio estadounidense en lo que va de 2024, y el flujo de antimonio permanece interrumpido desde septiembre del año pasado.
Europa también sufre las consecuencias. Aunque en marzo se reanudaron pequeños cargamentos a Bélgica y Alemania, los volúmenes están lejos de los promedios históricos. Mientras que los Países Bajos no reciben material desde hace más de siete meses.
Geopolítica
La escasez alimentó una fuerte suba de los precios globales. En el mercado interno chino, los precios también subieron. El antimonio, por ejemplo, aumentó casi un 66% en lo que va del año.
Esta escalada tensó aún más el panorama geopolítico. Los metales bajo control chino son esenciales para la producción de chips, tecnologías de energía limpia y componentes militares. Pekín, que lidera la producción global y el procesamiento de estos materiales, busca utilizar esa ventaja estratégica en un contexto de creciente rivalidad con Occidente por la medidas adoptadas por el presidente de los EE.UU, Donald Trump.
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