Por Maximiliano Ferraro*
Retirar a la Argentina de la OMS es solo el primer paso del plan de Milei para aislar al país del sistema internacional y de Naciones Unidas. Si el Gobierno de Juntos por el Cambio tuvo como meta “volver al mundo” y reconstruir la confianza global en Argentina, esto va en la dirección opuesta.
Milei nos lleva a su propio mundo: un pequeño club de amigos y líderes populistas, conducido por Trump a fuerza de látigo y aranceles. La cooperación y la articulación serán solo con quienes compartan su visión, dejando a la Argentina fuera de la cooperación multilateral en un mundo cada vez más globalizado e interconectado. No tiene sentido: creen que viven en el siglo XIX.
La salida de la Organización Mundial de la Salud tiene consecuencias directas sobre la salud pública y las condiciones sanitarias del país, indispensables para el desarrollo, el crecimiento y la inversión en Argentina:
- Restricción de acceso al fondo rotatorio y estratégico, que permite la compra de insumos y tecnología sanitaria a menor costo (vacunas, tratamientos para VIH/SIDA, entre otros).
- Suspensión del apoyo a programas de formación de recursos humanos en salud y de atención a enfermedades, salud mental y materno-infantil.
- Pérdida de un ámbito de cooperación técnica para dar respuestas rápidas y coordinadas a crisis sanitarias.
- Aislamiento de los profesionales de la salud argentinos, privándolos de acceso a la actualización y la toma de decisiones sobre estándares globales en salud y enfermedades.
(*) Diputado nacional de la Coalición Cívica