En Argentina, el primer paso es la masificación del uso del gas natural, tanto en la generación de energía como en el transporte, utilizando GNC y GNL. Eventualmente, podemos pasar al biogás natural (BGNC y BGNL) y, en el futuro, a combustibles como el hidrógeno verde, el metanol y el gas natural sintético.
Aunque la tendencia global se inclina hacia la electromovilidad, como ingeniero y ex docente universitario, sostengo que las redes de transporte y distribución de energía en Argentina no están preparadas para un consumo masivo de electricidad. La transformación de estas redes implicaría una inversión muy elevada y, actualmente, el país no cuenta con los recursos necesarios ni con la facilidad para obtener préstamos sin comprometer su futuro.
Por lo tanto, debemos optimizar lo que tenemos en abundancia: el gas natural. Al masificar su uso y aprovechar su rentabilidad, podremos eventualmente financiar una transición hacia tecnologías más avanzadas.
También es crucial insistir en la construcción de un Segundo Puente entre las provincias de Chaco y Corrientes, que debe ser ferrovial para integrarse en un Corredor Bioceánico en el Trópico de Capricornio.
Este corredor debe incluir estaciones de servicio que ofrezcan GNC y GNL, formando en forma conjunta Corredores Verdes y Azules, para luego pasar a consumir hidrógeno verde, metanol y gas natural sintético, todos combustibles amigables con el medio ambiente.
Un ejemplo exitoso de planificación y ejecución de un corredor dual es Suiza, que ha implementado un sistema donde los camiones de países vecinos se suben a trenes para cruzar su territorio, economizando combustible y reduciendo daños ambientales. Argentina y el MERCOSUR pueden beneficiarse enormemente al adoptar un modelo similar, logrando así un desarrollo sostenible y económicamente viable.